martes, 2 de junio de 2009

Te comería...


Con tu sabor a plata y tu redondez purpúrea...con tu regusto a mercurio envuelto de vinagre espacial...te comería.
¡Ven a mí, preciosa Luna! Déjame acariciar la luz que veo en ti, acércate y rózame, haz que salga de mí todo aquello que un día me entregaste. Oh, Luna mía, qué desdicha enorme recorre mis venas al no poder adorarte más de cerca, necesito olerte, necesito extasiarme con tu sagrada sabiduría. Tú haces que vomite toda aquella libertad que crece en mis vísceras, tú haces que expulse en forma de mariposas bellas todas aquellas cosas que me nacen dentro...pero te has marchado.
Ven a mí, no me abandones, quiero seguirte, suplicarte que me ames y me vuelvas a conceder el don de la diferencia. Sacia mi sed de belleza y autocomplacencia. No me dejes aquí tan sola.
Ven a mí y déjame comerte.

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