miércoles, 6 de mayo de 2009

Mandar

Cuando era pequeña me decían que era muy mandona y que todo tenía que ser siempre como yo deseaba, así era, era muy "marimandona", caprichosa y egocéntrica, de hecho me divertía ser así.

Con el tiempo sigo viviendo con ese instinto de elegir que las cosas se hagan a mi manera pero, por suerte o por desgracia (no sabría bien definir si es algo malo o bueno para mí) he tenido que moldear mis impulsos más déspotas y descarados para adaptarme a la idea de "no herir sensibilidades" y ser un ser más equilibribado socialmente (hecho que muchas veces me comporta un coñazo de la ostia).

Hoy en día, me encuentro en situaciones en las que tengo que mandar y paradójicamente regalo libertad para todo aquel o aquella al que tengo que dirigir, al menos sé que así esa persona se sentirá mejor y yo, podré recibir más a cambio de su libertad. En el fondo sigo siendo egoísta, y a mucha honra el reconocerlo, ya que me gusta ver quien soy y aceptarme, aunque sea algo de mi personalidad que se pueda considerar un lastre para la humanidad. Aunque te sientas una cucaracha retorcida e inhumana y aunque tengas inspiración de asesin@ en serie, es importante amarte hagas lo que hagas: tanto si matas a una libélula como si fastidias una fiesta o, simplemente jodes o amas a alguien.

En conclusión, "vive y deja vivir" y si para bien tienes que moldear tu fuerte personalidad para no ser demasiado crud@ hazlo sabiendo que eso te reportará algo bueno y que a pesar de todo, nada ni nadie cambiará profundamente todo aquello que conforma tu ser.

No hay comentarios:

Publicar un comentario