jueves, 8 de abril de 2010

Flores marchitas

Quizá resulta decadente decir que la vida se compone de flores que marchitan, mueren y se descomponen sin dejar rastro de su existencia más allá de su recuerdo. Quizá es que la vida sea siniestra y además deja poca libertad a aquella flor marchita que aunque ya apenas viva quiera resurgir y ser eterna como una grande heroína.
Es triste que esa flor, que aún percibe la ilusión de su esencia vital, sepa que ya no hay tiempo para ella y, que irremediablemente su futuro consiste en la putrefacción de todos sus pétalos, sus hojas y su tallo.
¡Qué honda tristeza!, la eternidad es sólo el resultado de sueños infantiles y la vida no consiste más que en ideas y en sentimientos caducos.
En este mismo instante yo tengo una flor en la mano, un lirio amarillo, que ya por el paso del tiempo se asemeja más al color marrón...No sé qué decirle...me mira porque quiere darse un último empuje y que sus pétalos se fortifiquen y se levanten de nuevo; me mira porque necesita mi ayuda...No sé qué decirle...no puedo soportar su mirada de impotencia ante esa inevitable desaparición..la comprendo porque yo también desapareceré algún día...pero en este momento daría todo lo que tengo y lo que soy para que ella, al menos unas horas pudiera verse como lo que es: una belleza y maravilla de la naturaleza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario