domingo, 3 de enero de 2010

Mientras fumo...

debería dejar de fumar, porque los dientes se me están manchando y los pulmones se me empañan de humo...pero no pertenezco al tópico de empezar el nuevo año con ese propósito; yo soy más de la vieja escuela y pienso..."ya lo dejaré algún día"...
Fumar me hace pensar, me hace situarme y decidir cosas, me hace reflexionar y ser coherente...en realidad no, lo hago por vicio puro. Por cierto, la película "Gracias por fumar" está muy bien.
Tantas cosas quería escribir que ahora, hecho curioso, no se me ocurre ninguna, debe ser porque me acabo de levantar. He dormido bien hoy, ciertamente.
Seguramente es que no me quiero enfrentar a lo que he vivido estos días, parece ser que si lo escribo o lo hablo se me vuelven a abrir las vísceras...y duele.
El dolor, maldito enemigo, aunque realmente ya he aprendido a convivir con él, tampoco es un familiar tan insoportable, a veces hasta me parece simpático.
La rabia, vecina de esas irritantes que siempre viene a picarte cuando menos te lo esperas. La verdad es que nunca he sabido decirle que no, porque siempre me asalta en el momento más oportuno.
El asco, mi vecino del quinto, un señorito de esos que siempre lo tiene todo a punto porque sino vomita.
Ayer oí en una película, "The history boys" que la literatura y la poesía eran un recurso para personas frustradas, que no sabían vivir, y que necesitaban escribir para lamentarse de todo. Quizá es así, y qué más da. Nadie es perfecto.
Pues, no vengo a lamentarme de nada, sólo vengo a soltar palabras que en el plano egocéntrico me sirvan para deleitarme a mí misma. Necesito este caos literario para saber lo que quiero decir aunque ahora no diga nada. De hecho no me apetece decir nada sólo escribir automáticamente lo primero que me salga. El dolor quizá lo sienta por haber cambiado de año, por haber bebido demasiado, o quizá por no haber recibido ningún regalo esta navidad. No me autocomplazco, sólo sé, que en la vida hay momentos más tristes y otros más alegres. Y este ha sido, por una cosa u otra más cerca de lo triste. Pero bueno, no hay mal que por bien no venga, no soy nueva en todo esto, para bien o para mal, ya he vivido unos cuantos años y ya sé cómo va el juego...en primer lugar, la tristeza, seguidamente el raciocinio, y en tercer lugar, el equilibrio de nuevo. No hay nada que no tenga arreglo. De hecho no hay nada que arreglar porque todo, menos la muerte, tiene solución, y sino la tiene, tampoco pasa nada. Soy bastante fan de la nada. Y no me resulta difícil después de un cierto caos, volver a sentirme en una nada pletórica, completa y agradable.
Y, sin más, ya me he quedado a gusto, he dicho lo que pensaba, o no, lo primero que me ha aparecido, y ¿qué más da? si esta página es mía y pongo lo que me da la gana...

No hay comentarios:

Publicar un comentario