martes, 10 de noviembre de 2009

Vómito ante el amor de la máquina

El miedo y el amor, la contradicción contrapuesta.
El miedo, las ganas de vomitar, el saber que formas parte de eso, que eres eso. Te encuentras el amor de cara, es el amor puro, aquel que describen los grandes poetas y tienes ganas de vomitar; el amor puro es vómito, es perfecto, es el vómito perfecto, quieres expulsar de ti aquello que te da miedo, aquello que es despojo. Esta máquina me da miedo porque es amor, porque es unión, contradicción, Ella me domina, está hecha para mí pero no la controlo, estoy en sumisión hacia su voluntad. La miro con admiración, con vómito, con naúseas amorosas, con descontrol ante su poder. Es perfecta, es jodidamente perfecta y me hace arrojar, porque no la controlo, se me escapa su amor...me hace débil, se divide en partes que soy yo misma deshaciéndome, yo formo parte de ella pero ella no forma parte de mí, este es el drama. La máquina me domina, estoy abocada al plástico y al acero posesivo, esos son los ejes de la vida, el engranaje de mi vida lo es todo. Si me contradigo es porque soy humana, ella es perfecta y no duda, brilla, resplandece, se monta y se desmonta, no sufre, es el puzzle de la verdad, la máquina de mi presente, de mi futuro, la guía de mi destino, quien lo embellece. Y como todo lo bello me da ganas de vomitar y de salir huyendo. Pero no, me quedo, porque acepto mi destino, mi sumisión a la belleza de la máquina.
Acepto mi presente, mi pasado y mi futuro de acero oxidable.
Ella es eterna.
Envidia.
Vómito.

(Texto y foto de Marzo 2009 by me)

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